He tenido una semana dura.
En particular, ayer, fue un dia duro, por no decir, un día de mierda.
Uno de esos días que todos tenemos (por desgracia, yo los tengo bastante a menudo), en los que parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para tocarte la polla: tu familia, tu jefa, tus amigos…Y toooodo es maravilloso.
Por otro lado, todos tenemos, también (lo siento pero poca gente se libra), personas de esas que saben llevarnos al límite. Que saben que en un período de 10 minutos pueden ponernos en modo “Transbull” ON, y desquiciarnos con nosotros mismos porque ellos, Dios sabe cómo, se mantienen impertérritos ante nuestra ira. Es más, se mofan de ella, y eso es lo que nos hace llegar al límite y tener que respirar hondo 3 veces para no matarles.
En mi caso, son pocas las personas que lo consiguen, y más de una ha pasado a la historia, pero con las que me quedan, porque por “h” o por “b” hay gente autodestructiva a la que nos empeñamos por conservar, trato de luchar contra ello, pero cualquier día como el de ayer, voy a coger la escopeta y a hacer una escabechina digna de salir en el Telediario.
Pues lo dicho, tampoco voy a dar más detalles, sólo voy a decir que hoy por fin (coño, por fin) es viernes, y que aunque trabaje como una pringada jornada completa (V), pienso beberme una cerveza esta noche del tamaño de un cubo de fregona. Un vicio adquirido de mi temporada de Au Pair en Londres, ya sabéis.
Besos a todos, que tengáis un viernes de no-mierda.