Pluriempleo… ¡y adiós penas!

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Cuando tienes un trabajo, pasas 8 (con suerte) horas trabajando, pendiente de correos, plataformas, pc, reuniones…y llegas a casa destrozado, sobre todo los viernes. Cuando tienes dos trabajos, te conviertes en la Hormiga Atómica y llegas a casa como si te hubiera atropellado una apisonadora. Pero, además, cuando uno de esos dos trabajos es de ayudante de producción en una obra de teatro… TE QUIERES MORIR.

Pero es un querer morirse como el que le pica la espalda y no llega y cree que va a explotar pero de repente se rasca con un palo y es la persona más feliz del universo. Pues así. Es un querer morirse que me mantiene ocupada todo el día, lo cual no me da tregua a pensar y a rayarme o llorar por todos los problemas que sobrepasan mi capacidad cerebral humana, porque tengo que sacar adelante el curro. Además, que es que no sólo depende de ello la obra, ya depende el alimentarme, porque a pesar de todos los cambios que ha dado mi vida en estos dos últimos meses… ¡Ya veo la luz al final del túnel! Se llama “zulito de Luci” y voy a visitarlo la semana que viene. Me tiemblan las patas sólo de pensarlo.

El caso, que entre reunión y reunión, llamada y llamada, me cuesta encontrar el momento para ir al dentista, para ir a la peluquería…hasta  para ducharme. Pero lo peor de todo es… ¡Que me encanta! Me encanta este ritmo de vida frenético en el que los viernes al salir de trabajar te toca irte a una reunión hasta las 7 de la tarde con un grupo de bohemios a discutir sobre “el imaginario” del personaje. Me encanta ser “una mujer pegada a un móvil”, y me encanta ir a premieres y estrenos todas las semanas (y más si en ellos conozco a pibonacos como Yon González. Sí. Sé que es gay. Mierda).

El caso es que he descubierto que el estrés no siempre es malo, que en ocasiones como la mía, puede ser muy, muy bueno. Es más, creo que voy a crear una terapia que se llame “Stress against tears”. Sí, en inglés, que todo suena mejor (y si no, mirad la BSO de Frozen. “¿Suéltalo?” ¡¿En serio?!).

He encontrado LA profesión.

Gracias, Sara Escudero.

No, karma, a ti no te lo agradezco, que menudos mesecitos me estás haciendo pasar, colegui.